Las marcas, no son garantías de la calidad de un producto. Hoy en día el mercado está lleno de productos iguales, de una calidad similar. Lo que diferencia a estos productos es la marca, y por supuesto, “el precio”. Sin embargo el poder de la marca es obvio. Se paga un valor mucho más alto por un producto idéntico a otro. No solo compramos un producto, la utilidad de ese producto, compramos la marca. Ha adquirido un valor por encima del mismo producto, adquiere un valor por sí misma. ¿Qué queremos comprar a través de una marca? no compramos solo un producto, compramos lo que la marca representa para nosotros. Las marcas ofrecen “estilos de vida”, relacionamos determinadas marcas con grupos, estatus… nos vestimos de una manera, usamos un perfume concreto…de una marca determinada de acuerdo a la vida que llevamos o nos gustaría tener. Si el consumidor cree que puede alcanzar ese estilo de vida, un sueño, una meta, consume, el capitalismo se sustenta en el consumo.
Es curioso que si preguntas por que se utiliza un estilo de vestir, unos productos determinados, la mayoría responderá que tiene un estilo propio, pretende distinguirse de los demás, de la masa, solemos pensar que somos originales o al menos pretendemos serlo. Se busca una identidad personal que te distinga del resto. Sin embargo lo hacemos a través de marcas archiconocidas que usa todo el mundo y que además suelen copiarse unas de las otras y acaban ofreciendo productos muy parecidos. Una marca, en muchas ocasiones, entra en decadencia cuando se da este fenómeno, que comienzan a usarlo algunos grupos sociales, ya que pierde interés para sus consumidores más elitistas, que pretenden diferenciarse de la “plebe”. Porque ese es otro uso que se le da a las marcas. Diferenciar el estatus social frente a los demás. El uso de una determinada marca se relaciona con un estatus, con una posición social, unos determinados ingresos, y también pagamos por eso. Se pretende ser identificado con una posición social, aunque a menudo no sea la real. Y por supuesto, cuanta más cara sea una marca, mayor es el estatus que evoca. Estamos dispuestos a pagar un precio alto por un producto que posiblemente no lo valga, pero… compramos algo más que el producto.
En el actual mercado, las empresas tendrán que escoger entre las ventajas que ofrece la popularización de la marca, tendrán un margen más amplio de consumidores, o las que ofrecen conservar su exclusividad, reservándose a clientes más “top” que la abandonarían en caso de popularizarse. O por qué no, crear marcas secundarias a un precio más asequible y mantener un precio más elevado en sus marcas más exclusivas. De esta forma, cada uno obtendrá el estilo de vida anhelado, diferente del resto, que represente el grupo con el que te identificas, pero eso sí, comprándoselo todos a “los mismos”.
«Quizá el más famoso de estos experimentos fue el que Coca-Cola hizo en 1998, cuando organizó un concurso entre varias escuelas que debían proponer estrategias para distribuir cupones de la bebida entre los alumnos. El colegio que propusiera la mejor ganaría 500 dólares. El colegio de secundaria Greenbriar de Evans, Georgia, se tomó el certamen muy en serio, y organizó el Día oficial de la Coca-Cola a finales de marzo, durante el cual todos los alumnos debían acudir a clase con camisetas de Coca-Cola, se hacían una fotografía en una formación que dibujaba la palabra Coca-cola, asistían a conferencias ofrecidas por ejecutivos de Coca-Cola y durante sus clases aprendían sobre todo lo existente y que fuera negro y con burbujas. Aquello parecía el paraíso de la marca, hasta que la directora advirtió que un tal Mike Cameron, de diecinueve años, llevaba puesta una camiseta con el logo de Pepsi en un censurable acto de provocación. Fue suspendido de inmediato por semejante delito. «Sé que puede parecer mal: "Un escolar es castigado por llevar una camiseta de Pepsi en el Día de la Coca-Cola"», explicó la directora, Gloria Hamilton. «Hubiera resultado aceptable de estar sólo entre nosotros, pero se hallaba presente el presidente regional de Coca-Cola y algunas personas habían venido en avión desde Atlanta para hacernos el honor de hablar en nombre de nuestros promotores. Los estudiantes sabían que teníamos invitados»."»
“El poder de las marcas”, Naomi Klein
Me cae bien ese tal Mike CAmeron!!
El fracaso de una gestión interna.
Hace 10 años
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